En el arranque del nuevo año, España se enfrenta a un creciente desafío migratorio, con la llegada el 1 de enero de un total de 366 migrantes de forma irregular. De este número, 268 llegaron a las Islas Canarias y 98 a las Baleares, lo que refleja una tendencia alarmante en el flujo migratorio hacia nuestras costas.

Entre las diversas embarcaciones que alcanzaron las aguas canarias, se reportó la llegada de cuatro cayucos, lo que se traduce no solo en un aumento significativo de personas en riesgo, sino también en una tragedia, con dos fallecidos. La primera de estas embarcaciones llegó por la mañana a Las Galletas, en Tenerife, trayendo consigo a 69 migrantes, pero lamentablemente también dos cuerpos sin vida. Posteriormente, por la tarde, se llevaron a cabo rescates en El Hierro que resultaron en la salvación de otros 139 migrantes, mientras que el último cayuco fue detectado cerca de Gran Canaria, con 60 ocupantes a bordo.

En las Baleares, la situación no fue diferente, con 98 migrantes interceptados en la misma jornada. La última patera en ser localizada fue cerca de Santa Ponça, en Mallorca, donde se rescataron a 25 personas. Este grupo se sumó a las 73 rescatadas en diversas operaciones en las horas anteriores, poniendo de manifiesto un flujo constante y preocupante de llegadas a este archipiélago español.

Las estadísticas son contundentes. Desde el 1 de enero hasta el 15 de diciembre de este año, un total de 60.216 migrantes han llegado a España de manera irregular, lo que representa un aumento del 14,5% en comparación con el mismo periodo de 2022, cuando se registraron 52.591 llegadas. De este total, 43.737 migrantes arribaron a las Islas Canarias, según los últimos datos divulgados por el Ministerio del Interior y recogidos por Europa Press, dejando en evidencia la necesidad de un debate serio y políticas efectivas que aborden esta complicada situación migratoria que afecta a nuestro país.