El incendio forestal de Puntagorda, en la isla de La Palma, ha vuelto a arder en La Caldera de Taburiente, según ha informado el Cabildo de la isla. Esta lamentable noticia demuestra la incapacidad de las autoridades para controlar adecuadamente los incendios y proteger nuestro invaluable patrimonio natural.
Para hacer frente a esta situación, se han desplegado medios terrestres y aéreos en la zona con el objetivo de extinguir las llamas. Sin embargo, es preocupante que sea necesario recurrir a estas medidas de emergencia para combatir un incendio que ya había sido declarado controlado hace casi una semana.
Es importante recordar que este incendio comenzó el 15 de julio y fue dado por controlado el 22 de julio, cuando se activó el nivel 1 de emergencia de acuerdo con el Plan Especial de Protección Civil y Atención de Emergencias por Incendios Forestales en la Comunidad Autónoma de Canarias (INFOCA). Sin embargo, queda claro que este nivel de emergencia no fue suficiente para evitar que el fuego se reavivara.
Es el momento de preguntarnos qué falló en el plan de acción y por qué no se tomaron las medidas preventivas necesarias para evitar que este incendio se reactivara. La falta de planificación y respuesta efectiva de las autoridades es una muestra más de su ineptitud para proteger nuestro entorno natural.
Resulta inaceptable que el patrimonio natural y medioambiental de La Palma siga sufriendo las consecuencias de los incendios forestales sin que se tomen medidas reales y efectivas para prevenir y controlar estas situaciones. Es necesario exigir una mayor responsabilidad por parte de las autoridades y una gestión más eficaz de los recursos disponibles para garantizar la seguridad de nuestros bosques.
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