Las Islas Canarias son un archipiélago situado en el océano Atlántico, cerca de la costa africana. Su historia es rica y fascinante, y una de las partes más interesantes es su conquista por parte de los europeos.
Las Islas Canarias estuvieron pobladas durante miles de años antes de la llegada de los europeos. Los antiguos habitantes, conocidos como guanches, eran de origen bereber y vivían principalmente en Tenerife, Gran Canaria, La Palma y La Gomera. Su cultura se caracterizaba por el pastoreo, la agricultura y la elaboración de cerámica y tejidos. Los guanches se dividían en varios reinos y tenían su propia lengua y religión.
La llegada de los europeos se produjo en el siglo XIV. Los primeros en llegar fueron los portugueses, que descubrieron la isla de Lanzarote en 1312. Los franceses también visitaron las islas en 1393. Sin embargo, fue la expedición castellana encabezada por Juan de Bethencourt y Gadifer de la Salle la que inició la conquista de las Islas Canarias en serio.
La expedición de Bethencourt llegó a Lanzarote en 1402. Allí, estableció un acuerdo con el rey guanche Guadarfia para que le ayudara a conquistar las demás islas a cambio de protección contra sus enemigos. Bethencourt formó una alianza con el rey guanche y comenzó a conquistar las islas una por una.
La conquista duró muchos años y fue muy sangrienta. Los guanches resistieron con fuerza, pero finalmente fueron derrotados por los castellanos y sus aliados guanches. Durante la conquista, los europeos utilizaron todo tipo de estrategias para ganar la guerra. Una de sus armas más efectivas fue la introducción de enfermedades desconocidas en las islas, que acabaron con gran parte de la población guanche.
A pesar de que los guanches fueron derrotados, su resistencia fue heroica y valiente. Se dice que uno de sus reyes, Bencomo, luchó hasta la muerte contra los castellanos, negándose a rendirse. Otro rey, Tenesor Semidán, prefirió suicidarse antes que ser capturado por los castellanos. Los guanches también utilizaron tácticas de guerrilla y sabotaje contra los conquistadores, lo que demuestra su inteligencia y perseverancia.
La resistencia guanche llegó a su fin en 1496, cuando los últimos reductos rebeldes fueron sometidos por los castellanos. Los guanches que sobrevivieron fueron sometidos a la esclavitud y a la conversión forzada al cristianismo. Se estima que antes de la llegada de los europeos había unos 80.000 guanches en las islas, y en tan sólo un siglo su población se redujo en un 90%.
La conquista de las Islas Canarias fue un episodio trágico en la historia de las islas. Los guanches resistieron con uñas y dientes, pero finalmente fueron derrotados por los europeos. La conquista supuso el fin de una cultura milenaria y la instauración de la cultura española en su lugar. A pesar de todo, la resistencia guanche ha sido un elemento esencial de la cultura canaria, que todavía hoy en día se hace eco de la valentía y la determinación de estos antiguos habitantes.