Canarias es un archipiélago situado en el océano Atlántico que, desde hace muchos siglos, ha sido un lugar de gran importancia en las rutas comerciales. Durante la época de los descubrimientos, estas islas eran un punto de partida imprescindible para las expediciones que buscaban nuevas rutas hacia las Indias. Pero la importancia de Canarias no se limitaba a su papel como puerta de entrada. Las islas también eran un lugar de intercambio de productos y conocimientos, una encrucijada de culturas que contribuyó al desarrollo de la economía y la cultura en Europa y el resto del mundo.
Canarias se compone de siete islas principales: Tenerife, Gran Canaria, Fuerteventura, Lanzarote, La Palma, La Gomera y El Hierro. Estas islas fueron colonizadas por los guanches, un pueblo de origen bereber que habría llegado a las islas en torno al siglo I a.C. Los guanches habían desarrollado una cultura propia y se adaptaron a las condiciones del medio ambiente de las islas, desarrollando una agricultura de secano y un sistema de pastoreo de cabras y ovejas.
En el siglo XIV, los europeos empezaron a tomar interés por las islas. El navegante italiano Lanceloto Malocello fue uno de los primeros en visitarlas, pero su estancia no fue duradera. En 1402, el conquistador castellano Juan de Bethencourt inició la conquista de Lanzarote y Fuerteventura con la ayuda del normando Gadifer de la Salle. En 1496, los Reyes Católicos completaron la conquista de las islas y las incluyeron en el territorio de la Corona de Castilla.
Las islas Canarias se encontraban en una posición estratégica en el océano Atlántico, lo que las convirtió en un lugar de paso obligado para las expediciones que buscaban nuevas rutas comerciales hacia las Indias. La posición de las islas permitía a los navegantes repostar, reparar sus barcos y hacer acopio de alimentos y agua fresca, lo que resultaba fundamental en largas travesías por mar. Las islas también eran un lugar de intercambio de productos, ya que los guanches cultivaban cereales, frutas y verduras que eran muy apreciadas por los navegantes. Además, los guanches criaban cabras y ovejas, que proporcionaban carne y lana de buena calidad.
Los portugueses fueron los primeros en aprovechar la posición de Canarias para explorar nuevas rutas hacia las Indias. En 1418, el navegante portugués João Gonçalves Zarco descubrió la isla de Madeira y, poco después, otras islas situadas más al sur. En 1487, el rey portugués Juan II nombró a Bartolomé Díaz como encargado de buscar una ruta marítima hacia las Indias. Díaz llegó hasta el cabo de Buena Esperanza, en el extremo Sur de África, abriendo así una nueva ruta hacia las riquezas del lejano Oriente.
Los españoles también se interesaron por la exploración de nuevas rutas hacia las Indias. En 1492, Cristóbal Colón llegó a América convencido de que había descubierto una nueva ruta hacia las Indias. Poco después, otros exploradores españoles, como Vasco Núñez de Balboa o Hernán Cortés, continuaron la exploración del continente americano en busca de las riquezas que se suponía que se encontraban allí.
El papel de Canarias no se limitaba a su importancia como puerta de entrada de las rutas comerciales. Las islas también eran un lugar de intercambio de productos y conocimientos entre las culturas europea y africana. Los guanches habían desarrollado una cultura propia y tenían su propia lengua, el bereber canario, que se hablaba en todas las islas del archipiélago. Los guanches también tenían su propio sistema de escritura, una forma de escritura jeroglífica que ha sido objeto de estudio por parte de los historiadores y los lingüistas.
El comercio que se desarrolló en Canarias durante la época de los descubrimientos permitió también el intercambio de plantas y animales entre Europa y América. La introducción del maíz en Europa, por ejemplo, se debió al comercio que se estableció entre América y Canarias. Los navegantes que llegaban a las islas se llevaban productos que no se encontraban en Europa, como el tabaco, la vainilla o el cacao.
El papel de las islas Canarias en la época de los descubrimientos ha dejado un legado importante en la cultura y la economía de Europa y el resto del mundo. La exploración de nuevas rutas comerciales permitió a Europa desarrollar una economía más globalizada y a crear una red de intercambio de productos y conocimientos que se extendió por todo el planeta. El intercambio de plantas y animales permitió también la diversificación de la agricultura y la alimentación en Europa.
Además, la exploración de nuevas rutas permitió el encuentro entre culturas que, aunque diferentes, compartían algunos rasgos comunes. El intercambio de conocimientos y la convivencia entre los navegantes y los guanches contribuyó al desarrollo de una cultura mestiza que se expresó en las artes, la gastronomía y la música. Hoy en día, Canarias sigue siendo un lugar de intercambio de culturas y un punto de encuentro entre Europa, África y América.