"Psicólogo y bombero de Gran Canaria advierte: 'Algunos niños cargan con culpa tras su regreso de Valencia'"
LAS PALMAS DE GRAN CANARIA, 9 Nov. – La actualidad en Valencia está marcada por una intensa carga emocional que afecta a su población, tal como lo señala el psicólogo y bombero del Consorcio de Emergencias de Gran Canaria, Carlos Fernández Villanueva. Este profesional ha manifestado su preocupación por el estado de ansiedad que viven muchos niños, quienes sienten una injusta carga de culpabilidad por los recientes acontecimientos. Fernández Villanueva destaca la importancia de prestar especial atención a la infancia, la juventud y a aquellos con patologías previas, como la depresión, cuando la oleada de apoyo que se ha recibido comience a disminuir y la situación se estabilice.
La conmoción inicial que invadió a los habitantes de Valencia ha dado paso a un esfuerzo conjunto por enfocarse en las actividades de reconstrucción. Este cambio de enfoque no solo ayuda a mitigar la sensación de abandono, sino que también se convierte en un canal para manejar el fuerte impacto emocional que se experimentó al principio. El cabo Javier García, quien llegó recientemente a Gran Canaria bajo la coordinación del oficial Mario Beltrán y la organización del Gobierno canario, señala que gran parte de la ayuda consiste en escuchar y ayudar a las personas a gestionar su situación de forma más lógica, mediante tareas de rehabilitación.
En el transcurso de las intervenciones a la comunidad, tales como la que realizó un abuelo que compartió la angustia de su nieto por un sentimiento de culpabilidad, se llevaron a cabo intervenciones que mostraron la necesidad de apoyo emocional. Un adolescente, que había estado en un estado de llanto incesante durante tres días, fue también objeto de atención. Villanueva subraya que para detectar estas situaciones es crucial estar presente en el terreno, ya que muchas de estas personas no buscan ayuda por sí mismas. Los trabajadores sociales han estado en contacto constante con los vecinos, quienes al abrirse han compartido historias personales de gran dolor y sufrimiento.
El psicólogo analiza que, como ocurre en cualquier desastre, las personas que padecen patologías previas, como ansiedad o depresión, son las que probablemente enfrentarán las mayores dificultades. “Es esencial dar la relevancia adecuada a estas víctimas, incluyendo a niños y adolescentes, quienes durante la pandemia fueron desatendidos,” señala Villanueva, miembro del Grupo de Intervención Psicológica en Desastres y Emergencias del Colegio Oficial de Psicólogos. Este grupo ha implementado iniciativas, como cuentos para niños, que buscan evitar el desarrollo de sentimientos de culpa y ha distribuido información dirigida a los jóvenes.
A pesar de que en estos momentos la población de Valencia se muestra decidida y activa en la recuperación de sus hogares y vidas, es importante advertir que el verdadero desafío se presentará una vez que la situación se normalice. “El problema surge después, al bajar de esa montaña rusa, y con ello vendrán necesidades significativas de atención psicológica”, sostiene. No obstante, es esperanzador que la respuesta de los psicólogos ha sido tan abrumadora que la solicitud de profesionales tuvo que ser cerrada debido a la alta cantidad de inscritos, lo que sugiere que habrá suficiente cobertura para afrontar esta necesidad.
Usando una metáfora, García comparó su experiencia con el trabajo en situaciones de crisis, donde las horas de trabajo incesante pueden llevar a una eventual caída del estado emocional. “Cuando finalmente se detienes, es común sentirte mal, ya que las defensas bajan, y eso es exactamente lo que estamos viendo ahora,” comentó. Por otro lado, Villanueva destacó que el sentimiento predominante de rabia entre los ciudadanos de Valencia está intrínsecamente ligado a la sensación de indefensión frente a las decisiones políticas. Sin embargo, los voluntarios de la comunidad han demostrado ser un pilar de apoyo fundamental. “Los vecinos parecían una gran familia, ayudándose mutuamente; ellos son los verdaderos motores para salir adelante, más que los equipos de emergencias,” enfatizó.
Mario Beltrán refleja la magnitud de la situación destacando que la cantidad de tareas urgentes parece interminable, con labores que requerirían atención en todos los rincones. “Estamos acostumbrados a gestionar situaciones controlables, pero la magnitud de este desastre era incontrolable, casi inimaginable para nosotros. No dejábamos de trabajar, desde achiques hasta la atención de animales, estábamos inmersos en una burbuja de caos,” añadió el cabo.
A medida que se empiezan a restablecer servicios esenciales como electricidad y telecomunicaciones, lo que se considera básico y que a menudo pasamos por alto, es fundamental para facilitar la reestructuración de las actividades. Sin embargo, queda mucho camino por recorrer antes de que la normalidad se restablezca por completo en Valencia.
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